El otro sur
Una reflexión culinaria
El sur de Jalisco (no sólo Zapotlán existe, ¿eh?) tiene, como todo el territorio nacional, sus platillos típicos que lo identifica. Hay ligeras variaciones que se replican de otra latitudes: sopitos, tostadas, tortas; y los grandes entre los grandes: el pozole, la birria, etc.
Pero si hablamos de particulares sabores tenemos el chile de uña y el ponche de granada (¿cómo, pero si ponche hay en muchos otros Estados? Dirán con justa razón muchos), lo que pasa es que en muchos lugares usan alcohol para preparar esta bebida, acá usamos mezcal (sí, ya sé que no le podemos decir así, pero…) y lo clasificamos como mujeriego u hombreriego, según la fuerza del mezcal.
Pues bien, el Sur también tiene técnicas culinarias propias. Una de ellas, humilde, pero muy efectiva, es la “empalmada”, que consiste simplemente en poner frijoles fritos en medio de dos tortillas para calentar ambos ingredientes en una sola pasada al fuego.
Esta técnica es ancestral y la usaban los campesinos o arrieros dentro de su surtido de itacate para alimentarse en la labor o el camino.
Simplemente se saca la empalmada, se calienta en las brazas, se separan hábilmente las tortillas para que en ambas quede la misma cantidad de comida y ¡listo! Tus dos tacos están hechos.
Hoy la seguimos usando y parece que los nuevos jóvenes la están trasladando a otras tierras. Sigue funcionando tan bien dentro de los hornos de microondas que pareciera que esta técnica fue inventada para ellos.
Aplíquela en casa, verá que es muy útil y rápido calentar de esta forma sus taquitos.
